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Elecciones en Honduras de radical izquierda

La izquierdista Xiomara Castro aventaja con amplitud al oficialista Nasry Asfura con más de 50% de los votos escrutados, y le anota una victoria al Foro de Sao Paulo en la región.

La candidata presidencial Xiomara Castro, del izquierdista partido Libertad y Refundación (Libre), aventaja a su principal oponente, el alcalde de Tegucigalpa, el centroderechista Nasry Asfura, del oficialista Partido Nacional (PN), en las elecciones presidenciales de Honduras.

De acuerdo con los conteos publicados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), con más del 50% de las actas escrutadas, la esposa del ex presidente Manuel Zelaya obtiene este lunes más del 53% de los votos, mientras Asfura se llevaba más del 33%.

Pasaron varias horas sin que se actualizaran resultados, por lo que algunos hondureños se empezaron a impacientar y a recordar lo que sucedió en las presidenciales de 2017, cuando la tendencia cambió repentinamente, después de que el conteo se detuviera durante horas, desatando protestas y acusaciones de fraude contra el mandatario Juan Orlando Hernández, que finalmente ganó la reelección con muchas irregularidades.

Es importante destacar la profunda crisis de representación que atraviesa Honduras: Zelaya, el marido de Xiomara Castro, llegó a la presidencia en 2006 como un candidato de derecha liberal, pero rápidamente giró su gobierno a la extrema izquierda castrochavista. En 2009, cuando intentó seguir los pasos de Chávez reformando la Constitución, fue depuesto por las Fuerzas Armadas.

En 2010 ganó la presidencia el derechista Porfirio Lobo Sosa, quien le abrió el camino en 2014 a su sucesor Juan Orlando Hernández.

“JOH”, por sus iniciales, ganó las elecciones representando a la derecha conservadora, pero tomó el cheque en blanco que le había dado la sociedad para que trajera estabilidad al país, y usó ese capital político para extender una de las mayores redes de narcotráfico de Centroamérica, aliado con el dictador de Nicaragua Daniel Ortega y con el de Venezuela Nicolás Maduro, a través de su hermano, Juan Antonio Hernández (conocido como “Tony”), condenado en Estados Unidos.

Este domingo, los hondureños debieron ir a las urnas para elegir entre dos candidatos asociados al narcosocialismo. Xiomara Castro, la mujer de un presidente que trató de convertirse en dictador, y JOH, engañando al electorado, asegurando ser el representante de la derecha pero defendiendo a las narcodictaduras de la región y habiéndose quedado tres mandatos en el poder, uno más de los constitucionalmente legales.

El CNE reportó un histórico nivel de participación con más del 68% de los 5,1 millones habilitados por el sufragio. Las autoridades destacaron que los comicios se celebraron sin “incidentes que lamentar”, aunque organizaciones de derechos civiles señalaron la carencia de material electoral, fallas en el sistema de votación y otros problemas menores.

De confirmarse la tendencia, una victoria de Castro no solo se convertiría en la primera mujer en gobernar el país, sino que también pondría fin a 12 años de gobierno conservador y devolvería a la izquierda socialista hondureña al poder por primera vez desde que Zelaya fue depuesto por un golpe de Estado en 2009.

Es destacable que además es la primera vez desde 1998 que un candidato gana las elecciones en Honduras haciendo campaña con una agenda de izquierda. Tanto Ricardo Maduro, Manuel Zelaya, Porfirio Lobo Sosa y JOH habían sido elegidos tras campañas con propuestas de derecha y liberales en lo económico.

“Vamos a formar un gobierno de reconciliación, de paz y de justicia. Vamos a iniciar un proceso para garantizar una democracia participativa, una democracia directa”, dijo Castro, de 62 años, quien logró sumar el apoyo de toda la izquierda y partes de la centroderecha, con la candidatura de su vice, Salvador Nasralla.

Sin lugar a dudas es una reivindicación del zelayismo, el movimiento político que inició Manuel Zelaya en 2006, cuando tomó el voto liberal antisistema y lo convirtió en un movimiento antidemocrático, asociado a los peores regímenes comunistas de Latinoamérica.

La candidata, vestida de rojo y negro, terminó su discurso con la frase “hasta la victoria siempre“, una de las más usadas por la revolución cubana.