El muro entre República Dominicana y Haití, cuyo fin es luchar contra la migración ilegal según las autoridades dominicanas, contará con 164 kilómetros. Según el anuncio oficial el domingo pasado, la primera etapa del muro de 54 kilómetros, que debe completarse en 2023, 'avanza'.
Los vecinos en la frontera, confrontados a diario con las obras, admiten que éstas sí avanzan, pero se muestran reservados sobre el ritmo de la construcción.
"Según lo que nos dicen las personas de las comunidades aledañas al muro, la construcción va bastante lenta. Por el momento, lo que se ha construido no permite ejercer ningún control, pues los migrantes siguen viniendo a República Dominicana sin ningún problema".
Charpantier subrayó un problema adicional.
"Los vecinos de la frontera a los que se les despojó de sus tierras para construir el muro se están quejando de que todavía no les han pagado su dinero".
William Charpantier, miembro de la Mesa Nacional para las Migraciones y los Refugiados en República Dominicana, constata que el gobierno dominicano sigue con la construcción del muro que separará ambos países con la intención de controlar la migración ilegal y las mafias que operan en la frontera con Haití. Su organización, sin embargo, se opone.
"El gobierno sigue con su proyecto de construcción del muro apoyado por grupos que se hacen llamar nacionalistas. En cambio, nosotros, organización de la sociedad civil, tenemos una visión más amplia de la relación entre República Dominicana y Haití. Por eso nos oponemos".
Las organizaciones defensoras de migrantes consideran esto un escándalo y denuncian esta iniciativa la cual provocará, según ellos, más xenofobia y racismo contra el medio millón de haitianos residentes en República Dominicana.