El nuevo primer ministro de Francia, Michel Barnier, prometió el viernes actuar de manera independiente del presidente Emmanuel Macron, aunque apoyará algunas de sus políticas clave y endurecerá las medidas del gobierno sobre inmigración.
En su primera entrevista tras ser nombrado el jueves, Barnier destacó que su gabinete, sin mayoría clara en la cámara baja del parlamento, incluirá tanto a conservadores como a aliados de Macron. Además, extendió una invitación a otros grupos, incluyendo a la izquierda, a colaborar con el nuevo gobierno. "No hay líneas rojas", afirmó, señalando su disposición a dialogar con cualquier sector político.
Barnier, de 73 años, fue designado por Macron tras una búsqueda de dos meses luego de las elecciones legislativas que dejaron un parlamento sin mayoría absoluta. Entre sus principales desafíos está la implementación de reformas y la aprobación del presupuesto de 2025, mientras Francia enfrenta presiones de la Comisión Europea y los mercados para reducir su déficit fiscal.
Barnier expresó su apoyo a la reforma de pensiones de Macron, que aumenta la edad de jubilación de 62 a 64 años, y aseguró que no revertiría la ley a pesar de su impopularidad, aunque estaría dispuesto a realizar ajustes para proteger a los más vulnerables.
Además, adelantó un enfoque más rígido sobre inmigración, reconociendo preocupaciones sobre la falta de control en las fronteras. Aunque afirmó no compartir las ideologías de la extrema derecha, mostró respeto por sus posturas en temas migratorios.
Tanto el izquierdista Nuevo Frente Popular como el ultraderechista Agrupamiento Nacional, que juntos podrían derrocar a Barnier mediante un voto de censura, hicieron campaña contra la reforma de pensiones, lo que deja en una posición delicada al nuevo gobierno.