El esperado derbi entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid en el estadio Metropolitano, que se vio empañado por incidentes racistas que llevaron a la suspensión del partido. En un ambiente ya cargado de tensión, la hinchada colchonera mostró comportamientos inaceptables, lo que obligó al árbitro a intervenir.
A pesar de la competitividad en el campo, la situación se volvió aún más incómoda cuando, tras el gol del Real Madrid, el árbitro apresuró el paso de Vinicius, mientras que no mostró la misma celeridad con Rodrygo en el cambio del segundo tiempo. Este trato desigual generó más malestar entre los jugadores y aficionados.
El partido tuvo que detenerse durante 10 minutos debido a que los seguidores del Atlético lanzaron objetos peligrosos hacia el portero del Madrid Courtois. Después de este parón, el árbitro decidió añadir 8 minutos de tiempo extra, pero la tensión en las gradas y en el campo ya era insostenible.
Finalmente, el encuentro terminó empatado, pero la emoción del derbi se vio eclipsada por el comportamiento reprobable de los aficionados enmascarados quienes pusieron la vida de su propio equipo en riesgo, recordándonos que el fútbol debe ser un espacio de respeto y unidad. La liga y las autoridades deben tomar medidas contundentes para erradicar este tipo de actitudes del deporte.