El presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump reactivó su estrategia de máxima presión contra Irán, marcando una clara ruptura con la política más conciliadora de la administración de Joe Biden. La medida, según analistas de Medio Oriente, representa un golpe para el régimen clerical de Teherán y busca frenar sus ambiciones nucleares y su apoyo a grupos terroristas.
En un mensaje contundente el martes, Trump advirtió que si Irán llegara a ejecutar su asesinato, sus asesores garantizarían que el país fuera "aniquilado". La declaración generó una reacción inmediata en Teherán. El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, respondió que evitar que Irán desarrolle armas nucleares es "alcanzable y no una cuestión difícil", pero criticó la estrategia de presión económica al considerarla un "experimento fallido". No mencionó, sin embargo, las sanciones contra las exportaciones de petróleo iraní ni el respaldo de Irán a grupos terroristas yihadistas.
Impacto Económico y Geopolítico
Yossi Mansharof, analista del Instituto Misgav para Seguridad Nacional y Estrategia Sionista en Israel, señaló que, a pesar de las sanciones al petróleo iraní, los ingresos por este concepto aumentaron a 144 mil millones de dólares en los primeros tres años de Biden (2021-2024), 100 mil millones más que en los últimos dos años de Trump.
Mansharof explicó que aunque Biden endureció las sanciones, no las hizo cumplir, permitiendo que Irán siguiera exportando petróleo y sosteniendo su economía. También criticó la decisión de la Casa Blanca de prorrogar exenciones de sanciones que permitieron a Irán recibir pagos repetidos de 10 mil millones de dólares.
El analista celebró el regreso de la máxima presión económica, pero advirtió que, dada la avanzada capacidad nuclear iraní, podría no ser suficiente. "Es necesaria una presión militar para interrumpir las actividades de Irán, enviar un mensaje claro sobre sus ambiciones nucleares y evitar más acciones desestabilizadoras", afirmó.
Irán y el Terrorismo Global
Tanto las administraciones republicanas como demócratas han clasificado a Irán como el principal patrocinador estatal del terrorismo en el mundo. El restablecimiento de la política de máxima presión por parte de Trump busca negar a Irán "todas las rutas hacia un arma nuclear y contrarrestar su influencia maligna en el extranjero", según el Memorándum Presidencial de Seguridad Nacional firmado el martes.
El régimen iraní financia a los grupos terroristas Hamás y Hezbolá, lo que refuerza las preocupaciones de Estados Unidos e Israel. Dan Diker, presidente del Centro de Jerusalén para Asuntos de Seguridad y Relaciones Internacionales, dijo que la estrategia de Trump representa una ruptura total con la de Biden, cuyo enfoque describió como "defensivo e incluso conciliador".
"La primera administración de Trump ya había llevado al régimen iraní a la bancarrota cuando canceló su participación en el JCPOA", recordó Diker, refiriéndose al acuerdo nuclear de 2015 impulsado por Barack Obama. Trump se retiró del pacto en 2018, calificándolo como "el peor acuerdo de la historia", y argumentó que permitía a Irán financiar el terrorismo mientras seguía avanzando hacia la construcción de un arma nuclear.
Con la reactivación de su estrategia de máxima presión, Trump ahora enfrenta a un Irán que, según Diker, sigue expandiendo su "red de terror" en la región, particularmente en Judea y Samaria (Cisjordania), mientras intenta ganar aliados en Europa para contrarrestar la presión de Washington.